lunes, 6 de julio de 2009

La tierra hondureña nuevamente ensangrentada

Un muerto y varios heridos por mano del Ejército. El presidente Manuel Zelaya no logra aterrizar y se reúne en El Salvador con Presidentes solidarios

por Giorgio Trucchi - Rel-UITA

El suelo de Honduras absorbió una vez más la sangre de sus hijos. Una vez más por mano del Ejército, que sólo hace ocho días perpetró un golpe de Estado junto a los poderes políticos y económicos que controlan el país. Eso es lo que denuncian cientos de miles de personas que marcharon hacia al aeropuerto Toncontín de Tegucigalpa, Honduras, para saludar la llegada del presidente Manuel Zelaya Rosales.

El deseo del presidente Zelaya de volver a pisar suelo hondureño no se pudo realizar, ya que el régimen de facto, tal como lo clasificó el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, en su relación ante la Asamblea Nacional de esta organización, en la que en aplicación del artículo 21 de la Carta Democrática los delegados suspendieron de forma unánime y por aclamación a Honduras, dio la orden al Ejército de no permitir su aterrizaje.

El avión en el que venían el presidente Zelaya, la canciller Patricia Rodas y el presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D’Escoto, fue amenazado de ser interceptado por la torre de control, mientras en la pista de aterrizaje el Ejército desplegaba vehículos particulares y camiones militares.

Unas dos horas antes del intento fallido de regresar al país, la multitudinaria marcha –se calcula de 200 mil o más personas– logró llegar hasta la entrada principal del aeropuerto. Lo que fue considerado un éxito para los movimientos sociales, populares y las organizaciones sindicales, campesinas e indígenas fue el resultado de largas negociaciones con el Ejército y la Policía.

En este sentido resulta aún más inexplicable y vergonzoso el hecho de que el Ejército haya abierto el fuego contra una población pacífica que estaba manifestando su esperanza de poder ver reestablecido el orden constitucional, brutalmente violado por el golpe de Estado del domingo 28 de junio, a través del retorno a la patria del presidente democráticamente electo Manuel Zelaya Rosales.

Hasta el momento se ha confirmado la muerte de un joven menor de edad que fue alcanzado por una bala en la cabeza. Algunas fuentes afirman que hay otra víctima mortal, aunque esto no ha sido oficialmente confirmado, Son muchos los heridos de bala o intoxicados por los gases lacrimógenos lanzados indiscriminadamente por el Ejército.

“Han matado a dos personas. Nos han disparado de forma indiscriminada y había francotiradores por todos lados. Son unos malditos asesinos que vuelven a matar al pueblo. Venga, venga a ver la sangre. Mire aquí como corre la sangre del joven”, gritaba enardecida la gente al ver a los periodistas acercarse al lugar de los hechos que volvieron a ensangrentar el suelo hondureño.

Mientras en conferencia de prensa el régimen de facto adelantaba la intención de iniciar un diálogo con la OEA, en la madrugada de ayer un sector de las empresas privadas abandonó el frente golpista y pidió al gobierno espurio permitir el regreso del presidente Zelaya, para comenzar un diálogo y traer la paz al país.

La gente se quedó frente al aeropuerto cantando, lanzando sus consignas y maldiciendo a todo los “verdes”, come les llaman a los militares, que desde lejos observaban, fuertemente armados.

La manifestación se disolvió de forma abrupta cuando comenzó a circular la noticia de que el régimen de facto había adelantado a las 6:30 de la tarde el inicio del toque de queda, periodo en el cual el Congreso ha suspendido varios artículos de la Constitución que garantizan las libertades individuales.

Las declaraciones en El Salvador

Después de lo ocurrido en el aeropuerto de Tegucigalpa, el presidente Manuel Zelaya voló hacia Nicaragua donde fue recibido por el presidente Daniel Ortega. De ahí voló hacia El Salvador donde se reunió con el Secretario General de la OEA, el Presidente de la Asamblea General de la ONU, y los Presidentes de Argentina, Paraguay y Ecuador.

“Como secretario general de la OEA estoy dispuesto a seguir adelante para conseguir nuestro objetivo que es usar todos los medios diplomáticos posibles para la restitución del presidente legítimo Manuel Zelaya”, dijo José Miguel Insulza.

El presidente Zelaya consideró vergonzoso lo ocurrido en el aeropuerto de Toncontín. Recordando las palabras de monseñor Arnulfo Romero, el Presidente hondureño pidió a los soldados del Ejército no volver a usar las armas contra la gente, porque vienen de las mismas entrañas del pueblo hondureño.

Después de anunciar que se pondrá en contacto con la familia del joven asesinado, Zelaya anunció que este crimen no podrá quedar impune. Sin embargo, no dio a conocer detalles sobre sus planes futuros para regresar al país.

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, habló en nombre de los demás Presidentes que han acompañado al presidente de Honduras en ese intento.

“No hablo solamente en nombre de los Presidentes que están aquí, sino de millones y millones de personas que han decidido que en el siglo XXI la democracia es insustituible e intocable –dijo Fernández–.

Han decidido que la democracia, el respeto a la voluntad popular, a las Constituciones son las garantías últimas y definitivas para la vigencia estricta de los derechos humanos que en el siglo XX han sido constantemente violentados.

Pensábamos –continuó la Presidenta de Argentina– que estas violaciones ya eran cosas del pasado. No obstante, vimos cómo la democracia no es un bien definitivo, sino que tiene que construirse todos los días con la participación de la ciudadanía”.

Fernández recordó también que la presencia de lo Presidentes se debe a que es necesario seguir hacia la construcción de un mundo multilateral, en el que ninguna nación puede sentirse superior y decidir en nombre de todos.

“En el mundo hemos sufrido mucho por el unilateralismo. Reconstruir el multilateralismo es la garantía de volver a vivir en un mundo más justo y seguro, respetuoso de los derechos de los pueblos. Por eso no es casual la presencia del Secretario General de la OEA y del Presidente de la Asamblea de la ONU.

En nombre de los Presidentes aquí presentes quiero llevar nuestra solidaridad y acompañamiento en el dolor de quienes hoy han sufrido la represión. Reaccionar contra lo que está sucediendo en Honduras no es defender al presidente Zelaya, es defendernos a todos y cada uno de nosotros. Porque la única garantía para poder vivir realmente en un mundo más seguro es que haya democracia”, concluyó.

Para el día de hoy, lunes 6, se espera una nueva multitudinaria marcha que seguramente estará marcada por la tristeza y la rabia por la sangre joven derramada.



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